domingo, 26 de junio de 2016

NO TE FIES DE MI


Esta historia que les voy a contar le ocurrió a una amiga mía: Aquella tarde Raquel salió del instituto como todos los días, pero ese día por alguna extraña razón decidió tomar un camino diferente. Después de caminar unos minutos, vio a una niña llorando y Raquel le preguntó que le pasaba. La pequeña señaló con el dedo una vieja casa y entre sollozoz le explicó que su gato se había metido allí, la niña no quería ir a buscarlo, tenía miedo, se le veía muy aterrada. Amablemente Raquel, que era muy buena persona, decidió ayudar a la chiquilla y buscar al gato. Al llegar a la entrada, la puerta estaba abierta, reinaba el silencio por lo que dedujo que no había nadie en la casa. Llamó un par de veces, y solo le repondió un maullido...hizo coraje y decidió ingresar. Cuando entró la puerta se le cerró de golpe a sus espaldas. Una ráfaga de viento, pensó, pero a pesar de ello Raquel decidió continuar adelante. Increíblemente el aspecto de la casa parecía abandonado desde hacia mucho tiempo. Los muebles yacían empolvados y desde los techos colgaban gruesas telarañas . De pronto apareció el gato corriendo por las escaleras que llevaban al piso superior, Raquel lo siguió, y al llegar al segundo piso, el gato estaba allí, en medio del pasillo mirándola fijamente. Parecía como si el animal la hubiese estado esperando y cuando Raquel se le acercó para tomarlo, éste escapó hacia una habitación que tenía la puerta entreabierta. Al entrar en ese cuarto, Raquel se quedó sorprendida, era la habitación de una niña, tenía las paredes forradas de papel rosado y las estanterías llenas de preciosos juguetes. Pero Raquel no se sorprendió por la cantidad de juguetes que había en la habitación, ni tampoco porque un caballito de cartón balanceaba solo misteriosamente, ni porque una pelotita multicolor le impacto en uno de sus pies... La habitación, a diferencia del resto de la casa, estaba nueva, como si el tiempo no hubiese pasado. De pronto fijó la mirada en un viejo retrato, en la que se podía ver a una familia, al parecer el padre, la madre y su hija, y no tuvo ninguna duda, la pequeña era la misma niña que ahora estaba allí en la calle esperando que le trajese a su gatito. Raquel se empezó a asustar de verdad, todo esto ya no le gustaba demaciado, así que decidió volver sin el gato y escapar de aquella casa antes de que ocurriese algo. La invadió de pronto un sudor helado. Al darse la vuelta para salir, se topó con la niña, estaba ensangrentada y llorando. La pequeña tomó el retrato y le gritó: ¡ELLOS ME MATARON!, ¡Y AHORA TAMBIÉN LO HARÁN CONTIGO! Al día siguiente encontraron el cuerpo de Raquel, igual como se encontró el de aquella niña muchos años atrás. Algunos de ustedes se preguntarán, cómo me llegó esta historia, ¿verdad?...Pues, les digo ¡¡¡YO SOY aquella niña y quiero que TÚ me traigas a mi gatito!!!…¿te animas?


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