viernes, 24 de junio de 2016

BALAS DE PLATA

Lunes 17 de agosto de 2009.
12.45 a.m.


Medianoche pasada. El sonido del teléfono en un destacamento policial, sacó al carcelero de su aburrida y soporífera rutina. El llamado daba cuenta de que en las adyacencias del pequeño pueblo se habían producido disparos y solicitaban la presencia policial. Minutos mas tarde, el patrullero llegaba al lugar del hecho, constactando que un par de hombres se había trenzado aparentemente en una pelea. Uno de ellos yacía muerto y el otro presentaba heridas leves. Luego de practicarle las curaciones, el sobreviviente fue alojado en uno de los calabozos de la comisaría.
A la mañana siguiente el reo fue llevado a declarar ante el oficial de guardia, sin embargo se mostró taciturno y con modales de pocos amigos.


_ Usted no es habitante de nuestro pueblo. Es uno más de los llamados obreros golondrinas-le dijo hombre de la ley mientras le revisaba los documentos.


_ Así es, señor-respondió el preso con un gruñido.


_ En su documentación consta que se desempeña como minero al igual que el muerto- dijo el policía-¿por qué asesinó a su compañero?


_ Porque era un hombre lobo.


El oficial quedó por un momento desconcertado ante la afirmación del detenido, y luego, preso de la risa dijo:


_ Ja ja ja ja, de los años que pasé metido aquí es la primera vez que un asesino me da una respuesta tan graciosamente descabellada, ja ja ja.


_Yo fui herido por ese hombre lobo y esta noche de plenilunio me transformaré-dijo el acusado, mirando al policía fijamente- es una maldición y si no me deja en libertad para que pueda volver a la montaña, todos morirán.


_Ja ja ja ja, ¿usted me vio cara de tonto?-pregunto el policía-deje de hablar estupideces y responda de manera coherente, acaba de asesinar a un hombre.


_ Y esta noche lo asesinaré a usted.


El oficial pegó un rudo golpe sobre la mesa con el puño cerrado y se levantó de la silla y mientras que tomaba al reo del cuello de su camisa le gritó:


_ Vaya pensando en una historia mejor, o pasara el resto de sus días en esta cárcel, amigo.


Y diciendo esto tomó por el brazo al detenido, lo arrastró y lo lanzó a una de las celda violentamente. Luego aseguro las rejas y se retiró a su oficina mascullando bronca.


19.25 p.m.


El comisario del pueblo acababa de retornar de la ciudad vecina donde había llevado al muerto a practicar la autopsia y escuchaba atónito el relato del oficial a cargo del destacamento policial.


_Jajajaja, un hombre lobo, jajaja.


_ Eso es lo que declaró en la mañana, comisario, jajjajaj


_ Pues, lo único real que dijo, es que esta noche es noche de luna llena, jajajaja


_ Y que si no lo soltamos todos moriremos, comisario, jajajaj


El timbre del teléfono interrumpió las risas de los uniformados.


_ Le habla el director de la morgue comisario-dijo una voz a través de la línea.


_ Dígame, doctor.


_ El cadáver del minero que nos trajeron en la mañana presentaba orificios de bala, y le fueron extraídos cuatro proyectiles, comisario.


_Eso concuerda con el hallazgo de una pistola en el lugar del echo doctor.


_ Así es, pero lo raro que no eran balas comunes y corrientes, comisario...eran balas de plata.


El comisario tragó saliva al escuchar tal afirmación. Después de colgar el teléfono miró a su ayudante y le dijo:


_ Iré hasta la mina, oficial. Hablaré con el encargado del lugar. Tengo que averiguar quienes son estos dos hombres y de dónde vienen.- ý agregó- vigile al nuevo preso y ante cualquier situación me llama al radio.


20.50 p.m.


La entrada a la mina permanecía abierta. El comisario se apeó del patrullero y recorrió los pocos metros que lo separaban del oscuro orificio de ingreso.
Las primeras sombras de la noche comenzaban a caer sobre el paisaje montañoso. Reinaba un pesado silencio y antes de entrar al pasadizo giró su cabeza y vio que tras el pico de un cerro macizo se alzaba misterioso y enorme el círculo plateado de la luna llena.


20.55 p.m


En la comisaria el oficial terminaba de repartir la cena entre los cinco detenidos que conformaban la población de reclusos en la cárcel. La celdas se encontraban contiguas y a lo largo del patio tracero de la pequeña edificación. Estaba a punto de servirse a sí mismo en la pequeña cosina, cuando algo lo puso en alerta. Era un especie de sonido gutural que provenía desde los calabozos.


Se apresto a recorrer el lugar nuevamente y pudo constactar que todos los detenidos terminaban ya casi de cenar, y solamente el plato del minero permanecía sin tocar.


_ ¿Que te pasa hombre lobo?-le preguntó burlonamente- ¿no te agrada la cena? ja ja ja.


El reo levanto la mirada y se clavó en los ojos del oficial. Una extraña expresión se había apoderado de su rostro...a la vez que una espesa saliva chorreaba de su boca. El policía revisó una vez mas las cerraduras y se volvió al interior del edificio.


21.00 p.m.


El comisario linterna en mano se encontraba recorriendo los silenciosos túneles de la mina. Nadie había acudido a sus llamados. Era extraño que el lugar se le apareciera a oscuras y sin señales de vida, siendo que la veta era explotada durante las veinticuatro horas por el personal. Movimientos al final de uno de los corredizos lo sobresaltó. Apuntó el rayo de luz y una masa oscura y uniforme se dejó entrever a la escasa luminiscencia.
Decenas de ratas salieron huyendo por entre sus piernas mientras se acercaba a los bultos tirados en el helado suelo de la mina.
Lo que vio a continuación lo dejó pálido del espanto.
Tres cadáveres semi devorados, yacían con las entrañas desparramadas, en medio de un hedor insoportable que lo hizo trastabillar hacia atrás.
.

21.05 p.m.


En la celda del minero un evento indescriptible estaba a punto de desarrollarse. Tumbado en el camastro el reo se debatía frenéticamente. Extrañas convulciones lo asaltaron..sentiá en su piel una picazón desconocida a la vez que un sofocante calor bañaba su cuerpo en un sudor espeso. La sangre le hervía en las venas, la respiración se le volvió agitada mientras que el corazón le latía desbocado. Lanzó un gemido como de agonía al sentir un dolor atroz en las articulaciones. Notó sus huesos expandirse a lo largo de todo su cuerpo.
Estiró sus manos y con los ojos vidriosos las vio cubrirse de una pelambre áspera y gruesa a la par que observó como de sus dedos aparecían largas y afiladas garras.
Sus mandíbulas crujieron dramáticamente mientras que un dolor agudo se adueñó de su dentadura, especialmente de los caninos que comenzaron a salirse desmezurados de la boca, que ahora mas parecía un hocico de animal salvaje. De repente perdió toda noción de lo que estaba viviendo, la metamorfosis llegó a su clímax, abrió los ojos desesperadamente y una fuerza terrible y destructiva se adivinó en el fondo de sus pupilas dilatadas. Un aullido estremecedor se escapó de su garganta y retumbó en el fatídico silencio de la noche.


21.15 p.m


El plato con la cena a medio comer del oficial fue a parar al suelo debido al sobresalto que le provocó el aullido del animal y que hizo que se levantara de la silla como un resorte. Salió desbocado hacia los calabozos, arma en mano. El ruido de las rejas, como si las estuvieran sacudiendo y el grito desesperado de los presos convertían el momento en un autentico pandemónium. La escena que se presentó ante sus ojos lo dejó paralizado. Una bestia enorme había destrozado las cerraduras de los calabozos y estaba devorando a uno de los presos mientras que otro agonizante yacía a sus pies con la garganta desgarrada. Apretó el gatillo y vació el cargador de su revolver contra el monstruo que no acusó recibo. Por el contrario, abrió la siguiente celda y con la fuerzas de sus garras atacó a los dos últimos presidiarios, vaciando a uno de ellos sus tripas sobre el camastro.
No se había dado cuenta el oficial que se había quedado sin balas, y seguía tirando del gatillo enloquecido de espanto. Hasta que vio al animal volverse hacia él...Retrocedió tambaleante hacia las oficinas. Necesitaba otra arma de fuego para acabar con aquella criatura asesina. Podía sentir el jadeo de la bestia a sus espaldas mientras corría. Descolgó del escaparate una pesada ametralladora y un revolver y arrojándose al piso esperó a que la bestia asomara por la puerta. Unos disparos volvieron a retumbar en la espesa atmósfera de la noche, y un alarido de terror se confundió entre los volátiles átomos del aire.

21.30 p.m.
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La luna llena sigue levantándose plagada de oscuros presagios en el espacio sideral. Una bestia sangrante deambula entre las callejuelas desiertas del pequeño pueblo. No te atrevas a salir esta noche de plenilunio amigo mio. No te atrevas a rondar las calles mientra la criatura aceche impunemente tu morada. Mejor espera el nuevo día y ve a buscar un puñado de balas de plata.
.
FIN

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